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  • Writer's pictureProf. Cerebrón

El humano es un ofendido: entre boomers y millenials

Updated: Aug 10, 2020

Como va pasando el tiempo, la generación nacida antes de 1960 poco a poco ha sido desplazada por las nuevas generaciones; vaya, que la biología no pasa en vano. A esta generación se le clasificó como “baby boomers”. Son una generación nacida en una época muy particular para la humanidad ya que estaba destrozada por la segunda guerra mundial. Son los hijos de veteranos de guerra y de personas que fueron testigos de las revoluciones que lograron la institucionalización de la sociedad. Incluso en Méxicom, que no tuvo esos estragos de las guerras mundiales, tuvo a sus generaciones que comenzaron el siglo con la revolución mexicana. Ellos llegaron a un mundo en vías de construcción que estaba en el shock de la bomba atómica y la relativa súbita paz.


Dada la situación, sus padres eran estrictos y rectos porque para construir algo se requería disciplina. Heredaron ideas conservadoras y rigidez de antaño. Así mismo, no se sabía con certeza que ocurriría en el futuro y por primera vez en años había cierta prosperidad ante la proliferación del capitalismo en occidente y el comunismo en oriente -aplican restricciones-. La televisión, la radio y la prensa eran los medios de comunicación disponibles para esta generación. Todo la aparente verdad comunicable era por esos medios. Los boomers vieron la oportunidad de poder acceder a propiedades, educación, servicios de salud, pensiones para la vejez, etc. Obviamente no iba a ser fácil, pero lo lograron gracias a levantar su voz. Incluso ante la presencia del capitalismo, las ideas socialistas pudieron sobrevivir para obtener derechos y libertades laborales. Obtener eso costó mucho trabajo y esfuerzo, recordemos que no tenían las mismas facilidades tecnológicas que ahora; así que lo más lógico es que tenía que conservarse esa estructura social. Y fue un sistema que funcionó y que algunos de sus aspectos siguen funcionando bien al día de hoy.



No obstante, el sistema creado por los boomers no era del todo perfecto. La rigidez de su educación les hizo percibir al mundo como una plataforma en la cual solo el trabajo duro y pocas quejas hacían el progreso. Ser sensible era sinónimo de debilidad, y la debilidad no era bien vista. Malinterpretaron a la evolución diciendo que "solo el fuerte sobrevive".


Como fue transcurriendo el siglo, la tecnología fue estando al alcance de todos. Con las ideas del apogeo capitalista y el desmoronamiento del experimento socialista, en occidente, las décadas de 1980 y 1990 hicieron la promesa de la estabilidad y el progreso. Las generaciones X y millenials occidentales crecieron con padres que mantenían valores conservadores, pero al mismo tiempo fueron dando más libertades a sus hijos. Los segundos más que los primeros. El humano, se vio así mismo más libre de expresarse con la música, el vestido, los painados, el arte y aprovechó las delicias del entretenimiento y los pasos agigantados de la tecnológica comunicación digital. Parecía que estas dos generaciones habían nacido privilegiadas.


No obstante, la llegada del internet ayudó a cambiar la toda la historia de la humanidad. Los jóvenes pertenecientes a la generación X y los adolescentes y niños millenial recibieron con emoción a esta nueva tecnología. Sin embargo, el “juguete nuevo” no venía con instrucciones. No poseían conocimiento alguno de cómo se utilizaba, ni de sus alcances, ni de sus consecuencias. Aun así, lo primero que observaron fue que ahora todos podían ser vistos y oídos. Era la primera vez que una persona del otro lado del mundo podría comunicarse contigo de forma sencilla, rápida y económica. Así, la democratización del internet hizo que todo el mundo estuviera comunicado masivamente. La humanidad tenía una nueva herramienta que eventualmente maduró en redes sociales y que actualmente parece tener una estructura más sólida. De esta forma, las cosas comenzaron a cambiar más drásticamente.


Por el lado material, tanto los gen X como los millenials, habían crecido ya con dispositivos electrónicos análogos, por lo tanto, adecuarse a la era digital no fue mucho problema. Sin embargo, los boomers se vieron en mayores complicaciones. La tecnología y sus conceptos comenzó a sobrepasarlos. Los nuevos dispositivos representaron un reto para muchos. Y es que, los boomers vieron la evolución tecnológica desde el periódico pasando por el televisor hasta los smartphones. Por lo tanto, el internet se volvió principalmente terreno de generación X y millenials. La comunicación humana paulatinamente se volvió mayoritariamente digital.


Adicionalmente, por el lado social, al ir aumentando la comunicación, el ser humano se dio cuenta de que somos muchos, que todos estamos muy juntos y que todos queremos un espacio. Por lo tanto, ya que todos tenían voz en alguna plataforma digital al alcance de miles o de millones de personas, empezaron a darse cuenta de que había muchas personas similares a ellos. Una persona que había sido rechazada en un círculo social por su raza, credo, género, creencias, ideales y gustos ya no estaba sola. Había otros que pensaban y sentían lo mismo que ella. Encontraron tribus a la cual pertenecer y solidificar su identidad. Así, poco a poco se percataron que ciertas partes del pensamiento heredado de generaciones anteriores*, seguía causando problemas psicológicos graves los cuales habían sido silenciados y oprimidos. Y es que había ideas que condenaban a la homosexualidad, que normalizaron la misoginia y el machismo, que discriminaban a una raza y que consideraban al sentimentalismo como una debilidad. Y más aún, ese patrón se repetía en muchos niveles de la estructura social. El sistema no estaba funcionando realmente, era un espejismo. El hartazgo social fue llegando al límite. Porque desde siempre, la gente alza la voz por aquello que los violenta o le desagrada.



Por lo tanto, la gente empezó a manifestarse y a exigir respeto y dignidad ante problemas que no se habían tomado en cuenta. Las redes sociales sirvieron de un medio para denunciar los abusos, la discriminación y las inconformidades de los grupos minoritarios. Las generaciones que comenzaron a hacer esto fueron los gen X tardíos y los primeros millenials. Sin embargo, ya que la humanidad aún estaba aprendiendo a usar al internet y a saber comunicarse, no aceptó de inmediato las quejas, sino que con base en la ideología de “solo el fuerte sobrevive” se les llamó quejumbrosos y débiles. De esta forma, se acuñó el concepto de “millenial” como una persona que se ofende por todo, es frágil, llorón y sensible.


Entonces, ¿sólo el millenial es llorón o todas las generaciones también lo han sido?

Hay pocos datos de antes de 1980 que digan que una persona se quejaba como lo hace una persona del día de hoy. Pero sabemos de cierto que estaba normalizado ver con malos ojos a una persona de la comunidad LGBT o que una mujer exigiera respeto a su marido que la golpeaba. Así mismo, los movimientos sociales son testimonio que al humano siempre le ha ofendido todo.


"La historia esta llena del sonido de zapatos de madera que suben y de sandalias que bajan". Voltaire

Por mencionar unos casos, un grupo de personas ofendidas de que un rey tuviera la vida que tenía, provocó la revolución francesa. Un grupo de personas ofendidas de que los europeos tenían privilegios sobre los americanos provocó las independencias de los países americanos. Si analizamos la historia, la inconformidad del ser humano ante la desigualdad que amenaza su supervivencia y su calidad de vida ha movido al mundo. La posmodernidad no nos hizo llorones, sino que popularizó los mecanismos que antes solo les pertenecían a grupos de personas o a las autoridades. Hoy en día, ya que los millenials son adultos, han acuñado una frase para referirse a una persona como anticuada, intolerante, opresora y necia: “OK, boomer”. El equivalente peyorativo de “millenial”, ahora tiene un representante para los viejos. ¿Cómo reaccionaron los boomer ante esta frase? Se ofendieron. Incluso se ofendieron tanto que decir la frase “OK, boomer” en YouTube es digno de censura o desmonetización.


Así mismo, los boomers en su juventud se ofendían si veían a una pareja de homosexuales besarse en la televisión. Varios continuan arraigados de que las mujeres tienen que hacer lo que los hombres digan y se ofenden ante las manifestaciones feministas. Es decir, los boomer siempre se han ofendido igual que los gen X y millenials. Clasificaron como “actos inmorales” a la expresión del género. Normalizaron la opresión de las minorías por parte de grupos de clases sociales más altas o autoridades. Por ejemplo, en la mayor parte de América latina, un boomer se puede ofender si alguien habla mal de la religión en público. En Estados Unidos algunos boomers blancos se siguen ofendiendo por la gente de distinto color. Y en todo el mundo, cierto pensamiento característico de esta generación continúa siendo la razón de la misoginia y la homofobia porque continúan viendo a estos grupos como algo débil que tiene un lugar fijo en su jerarquía social. De esta forma, censuraron muchísima información que según ellos pusieron algunas de sus creencias contra las cuerdas. La paradoja llega cuando aparecen frases como "ya no se puede bromear con nada". Ahora resulta ofensivo no poder ofender a alguien. ¿Qué está pasando?


Actualmente vivimos en un choque de ideas. Por un lado, aún hay personas que piensan que los estatus de las personas deberían seguir igual de cómo fue en el siglo XX y que "ya se les ha dado mucha libertad o tolerancia a los grupos minoritarios". Por otro lado, en la actualidad esta comenzando una nueva corriente la cual trata de aprovechar la información que el internet provee para que haya mayor igualdad y equidad, respeto, tolerancia y empatía, se podrá hacer un mejor futuro. Suena muy bien, pero en el griterio de la comunicación, muchas subcorrientes e interpretaciones con diferentes intensidades están disponibles. Suele pasar que las minorías que eran silenciosas y que ahora exigen derechos a veces no dan la información clara. Suele haber caos y confusión. En el extremo de este pensamiento se le llama "woke" o bien "despertados". Las corrientes que se derivaron de los movimientos sociales no están siendo bien definidas y hasta rayan en imposiciones absurdas. Así, la posmodernidad ha creado turbas iracundas sin la capacidad de conectarse entre sí y con los demás. Pareciera que no saben que es lo que quieren realmente.


Por lo tanto, esto nos lleva de regreso a decir que todos los humanos nos ofendemos de todo. Y ahora más que nunca que leemos y escuchamos las opiniones de todo mundo. Por lo tanto, las redes sociales son un arma de doble filo. Incluso la persona “más tolerante” puede acabar insultando y denigrando a otra persona con aires de grandeza y superioridad moral. El anonimato digital es un cobijo ante los insultos y la crueldad verbal. De esta forma, es muy fácil presumirse de fuerte o sabio. Pero cuando la caótica fuerza de internet es en tu contra, la dureza es de dientes para afuera.


Estamos viviendo una revolución social digital con repercusiones importantes en el mundo real. Comienza desde la mente humana, se plasma en la comunicación digital y se materializa en movimiento sociales como grupos y manifestaciones. El internet se ha vuelto un campo de batalla hostil. Opiniones e insultos de un lado a otro. La moral y la ética cambian de un lado a otro como en un juego de tenis. Nunca fueron tan subjetivas como ahora. Y si, hay que admitirlo, hay que ir de puntitas para evitar ofender inconscientemente a alguien hasta con un comentario inocente. Estamos en una jungla donde ya no hay espectadores. Las llamadas autoridades, como iglesia, clases sociales acomodadas y el gobierno son parte de este griterío de las redes. Todos observamos, todos denunciamos, todos buscamos un chivo expiatorio que limpie nuestro hastío. Todos queremos que alguien sea castigado. Donde cada día aparece un personaje nuevo al cual debemos apedrear.


Este presente huxleriano-orweliano ha estado causando confusión en los cibernautas. Porque recordemos que, "a río revuelto, ganancia de pescadores". Unos medios lo han tomado como una estrategia de marketing; porque los extremos siempre venden. Otros, medios o estados posmodernos han encontrado en la censura un recoveco para silenciar ciertas voces. Censurar, retorcer y reprimir no es algo nuevo. Unos se alarman y con superioridad moral condenan lo viejo. Otros se alarman y superioridad moral condenan lo nuevo. A veces de izquierda o de derecha, pero siempre vendiendo y confundiendo.


Pero estar ofendido no es una señal de debilidad, sino una señal de que nos interesa nuestra individualidad, nuestras identidades y nuestra convivencia grupal. Lamentablemente, como el humano es idiota, a veces suele llevarse al extremo, porque es más fácil. Gracias al sesgo de confirmación seguimos buscando que alguien nos dé la razón hasta de los pensamientos más absurdos que podamos tener. El humano nunca ha cambiado como es ni la intensidad o pasión con la cual percibe los temas. Por eso ahora tenemos que observar cómo somos y a lo que podemos llegar.


¿Es malo ofenderse? ¿Por qué no me tendría que ofender de cierto evento o acto?


Estas preguntas son válidas, pero difíciles de contestar, requerimos mucho pensamiento crítico para lograr diferenciar que es realmente ofensivo y que es solamente una rabieta. No está mal ofenderse, pero si esta mal no saber bien por qué te ofendes y qué tanto te ofendes y qué consecuencias puede haber. Confundimos venganza con justicia y buscamos quién nos la pague aunque no tenga nada que ver. Como una catarsis nociva. Es necesario proponer algo para evitar que eso ocurra o que funcione dentro la sociedad.


El mundo es un lugar con historias y personas terribles. Hay actos tan ruines que tomar una posición pareciera hasta cierta complicidad. Pero otros, actos u opiniones, son dignos de un análisis dialéctico profundo. Finalmente hay actos que ofenderse es exagerado, donde confundimos un gusto trivial con un ideal. En conclusión, estamos confundidos y gritamos mucho. Y el que hace más ruido se autodenomina ganador. Y debo admitir que debo ser autocrítico.


Como una solución a este mar de información, un buen comienzo es cuestionar y evaluar todo. Tener la capacidad de hacer un diálogo y promover el raciocinio. Ser críticos ante los mensajes de odio promovidos por los medios. Discutamos, analicemos. El diálogo no es una debilidad, es la fuerza de nuestra especie y un modo de afrontar los problemas. Intentemos llegar a algo. Gracias al diálogo hilamos conceptos e ideas y nos hacen ver diferentes ángulos de la realidad para entenderla mejor. Así podemos proponer algo más profundo y benéfico para que podamos convivir en paz.


Para identificar si algo es ofensivo o no, debemos cuestionarnos ¿esto ha hecho sufrir a alguien? Debemos recordar que, si hay algo real, es el sufrimiento y con base en eso partir para ser algo empáticos. No es que no se le pueda decir nada a nadie, sino ponerse dos segundos en sus zapatos para entender su realidad. No es lo mismo criticar a alguien con algo tan trivial como un deporte, que criticar a alguien por la esencia de su color, ideales, sexo o género. No es fácil, pero aceptar esto es el primer paso a un ejercicio racional importante para nuestra especie. Y aun así tener cuidado para no caer en extremos y obligar, de manera recalcitrante, a los demás a que piensen como nosotros; "Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre". Es complicado lograr eso, requiere de un esfuerzo mental y control de las emociones. Pero no es imposible. Lo necesitamos si es que queremos progresar.


Debemos de luchar por nuestras ideas con responsabilidad.


Como siempre, gracias por leerme.


*Nota al pie: Cabe aclarar que no todos los pensamientos de la generación boomer son nocivos. Este artículo se enfoca en aquel pensamiento que promueve la intolerancia y la discriminación. Haber nacido boomer no es algo malo. Afortunadamente, muchos boomers y sus filosofías han educado sabiamente a sus hijos haciéndoles entender que deben estudiar, ser honestos, trabajar, escuchar, motivarse, informarse y ser de mente abierta.


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