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  • Writer's pictureProf. Cerebrón

Los bosques se están volviendo emisores de CO2

En los últimos años, hemos sido testigos de grandes incendios forestales como los ocurridos en Canadá en el 2014, los de California en el 2018 y ahora los de México, Rusia y Brasil. Debido a las estaciones del año, siempre hay el riesgo de incendios forestales por la caída de rayos en las zonas boscosas secas. No obstante, el cambio climático y la negligencia de los gobiernos ha provocado que estos incendios se propaguen más rápido y sean cada vez más grandes.



Así, de acuerdo con un estudio realizado por el equipo de Feng Sheng Hu de la Universidad de Illinois, los incendios forestales se están volviendo más frecuentes e intensos y en lugar de volver a los bosques sumideros de carbón, se están volviendo emisores. Esto es grave, muy grave.

Los bosques son ecosistemas que almacenan grandes cantidades de carbono. Sin embargo, la mayor parte de ese carbono no se encuentra en los árboles sino atrapado en el suelo. Por ejemplo, durante el invierno en los bosques cercanos al ártico, los organismos que viven en la tierra no pueden comer la materia orgánica que cae de los árboles o de animales muertos tan rápido como en la época cálida. Esto permite que el suelo acumule el carbono haciendo a los bosques de coníferas de los mayores sumideros de carbono. De hecho, se acumula tres veces más CO2 en el suelo que en los árboles.


Los incendios interrumpen esta acumulación quemando los árboles y la capa superior del suelo orgánico liberando CO2. Por otro lado, como parte natural del ciclo del carbono, el carbón de los árboles vuelve a ser usado como fertilizante por los árboles nuevos. Así mismo, parte de ese carbono queda en el suelo. Este es un proceso relativamente lento ya que pueden pasar décadas hasta que todo el carbono emitido por un incendio pueda ser recapturado por el ecosistema. A pesar de eso, los bosques siguen siendo sumideros.


Mediante la toma de muestras de 200 lugares, el Servicio Forestal Canadiense encontró que más de un cuarto de un bosque canadiense quemado en el 2014 no tenía más de 60 años. Es decir, era mucho más joven que le edad promedio entre los bosques que han padecido incendios, los cuales pueden presentar incendios en intervalos de uno o dos siglos. Así mismo, se encontró que el suelo perdió más carbono en el 2014 que lo que había acumulado en un incendio previo ocurrido en la década de los 60. En otras palabras, los intervalos tan cortos entre incendios también quemaron las capas orgánicas de carbón que se ha ido acumulando. Así, la mitad del suelo de los bosques jóvenes fue transformada de un sumidero de carbono a una fuente de carbón en este ciclo de recuperación.


El cambio climático está haciendo que los intervalos entre incendios forestales sean más cortos de tal forma que los bosques tienen menos tiempo para crecer. Así mismo, la intensidad de dichos incendios ha aumentado permitiendo que las capas inferiores del suelo que también tienen CO2 vayan siendo liberadas. Esto significa que los ecosistemas que nos estaban ayudando a eliminar el CO2 de la atmósfera, ahora hacen lo contrario; y esto aplica a todos los bosques del mundo.




Es necesario hacer algo al respecto. Dado que la mayoría de los bosques son lugares remotos y difíciles de acceder, se requieren muchísimos recursos para poner a disposición sistemas de control de fuegos. Otra opción es dar los recursos necesarios para la protección y restauración de humedales ya que ellos pueden delimitar los incendios forestales. Otra opción es un mayor control de natalidad. Ya que los humanos requerimos muchos recursos y espacio, el control de natalidad humana es un arma eficiente contra el calentamiento global. Actualmente gran parte de los incendios forestales se deben a actividades humanas tales como agricultura y ganadería. Particularmente, el ganado vacuno requiere de grandes cantidades de agua y comida. De esa forma millones de hectáreas se han eliminado de bosques boreales y tropicales con el propósito de sembrar alimento para el ganado vacuno. Cada vez hay más praderas y menos bosques. Por lo tanto, no solo es el control de natalidad humana, sino también el consumo de carne de vacuno. Lamentablemente estas son alternativas no significativas y la verdad es que no tenemos poder alguno para alterar substancialmente los efectos de los incendios forestales. A menos que los gobiernos, la sociedad y el modo de vida cambie radicalmente a energías limpias, mejor preparación ante contingencias, recursos para reforestación, control natal y disminución de consumo de cárnicos y la migración a una dieta basada en vegetales.



¿Qué tanto estás dispuesto a hacer para salvar al planeta?


Como siempre, gracias por leerme.


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