En el 2012 vimos como Cecilia Giménez, una aficionada a la pintura trató de restaurar un cuadro de Jesucristo “Ecce Homo” en el Santuario de Misericordia de Borja, Provincia de Zaragoza, España, para volverlo prácticamente un meme de internet.
Bueno, de nuevo en España aconteció una restauración fallida pero esta vez fue en la Virgen María. La pintura en cuestión fue una copia hecha por Bartolomé Esteban Murillo realizada en el siglo XVII y lleva por título “La inmaculada Concepción de El Escorial”. La original, también fue de Murillo, pero se encuentra en el Museo del Prado de Madrid y se encuentra en buen estado.
De acuerdo con las fuentes oficiales el coleccionista privado que poseía la copia contrató a un restaurador que devolvió la pintura en mal estado. Ante esto, el coleccionista le pidió de la arreglara. Sin embargo, el segundo intento del restaurador dejó la obra muy al estilo de Doña Cecilia.
Es bien sabido que las reglas de restauración son muy estrictas y que forman una parte importante en el mercado de arte en todo el mundo. El trabajo de restaurador no solo es preservar la obra, sino hacer tributo al artista manteniendo su obra como si fuera recién hecha. Las técnicas usadas son muy diversas y no son sencillas. Desde el manejo de la obra hasta reemplazar piezas es minucioso el trabajo que realizan los restauradores. Es un trabajo artesanal que merece mucha preparación en materiales e historia, empeño y paciencia. No obstante, algunos restauradores se aventuran a crean estilos audaces y perder el foco que deben de respetar la obra del artista. Existen muchos casos en los que las personas que no tienen entrenamiento suficiente se anima a realizar restauraciones con resultados desastrosos.
Lamentablemente, no existen leyes suficientes que eviten este tipo de circunstancias y básicamente el restaurador que arruinó esta pintura no puede ser demandado. Por lo tanto, los coleccionistas deben de tener cuidado en contratar restauradores y asegurarse que sus trabajos sean disciplinados y minuciosos. Otra Doña Cecilia al internet.
Como siempre, gracias por leerme.