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  • Writer's pictureProf. Cerebrón

Los nuevos efectos especiales

¿Qué sería del cine sin efectos especiales? Desde el teatro y las primeras películas de cine mudo los directores y artistas se las han ingeniado para que una película de fantasía parezca real. Se han usado arneses para hacer que vuelen los personajes, explosiones controladas para volar edificios, trucos de posición de cámara para hacer que algo parezca enorme, maquetas, stop motion, etc. El auge de los efectos fue en la segunda mitad del siglo XX, cuando efectos rústicos desarrollados al inicio del cine se perfeccionaron y además los ingenieros de efectos tuvieron que hacer hasta lo imposible para realizar dichos efectos. Con las mayores exigencias del guion, las historias, la imaginación de los directores, productores y el público han hecho que sea cada vez más ambicioso hacer efectos especiales. Fue entonces cuando métodos tradicionales dejaron de ser funcionales cuando el objetivo era hacer cada vez más real la acción. Con la llegada del famoso CGI (Computer Generated Imagery) las películas tomaron un nuevo giro ya que los efectos especiales se hacen por animación computacional y le dan mucho realismo hasta cierto punto. Actualmente los demás efectos siguen siendo usados sin embargo el CGI y la pantalla verde se ha apoderado del cine ya que hace las cosas un poco más fáciles y baratas. Básicamente con esta tecnología no hay limitaciones a la imaginación de los creadores. Sin embargo se ha visto que las películas ya no son lo mismo y varios espectadores se sienten confundidos ya que les gustan las películas pero ya no se sienten impresionados.


Antes, los gráficos por computadora eran limitados. Por lo tanto, tenían que ingeniarse como hacer los efectos y agregar el CGI solo como último recurso. Obviamente eso mejoró y las texturas, luces, movimientos y formas fueron mejorando de tal forma que todo el ambiente de la pantalla se volvió un CGI. Esto es conveniente porque las localidades pueden ser creadas totalmente en pantalla verde y agregar elementos individuales para hacer todo de manera digital. Obviamente las primeras películas que hicieron escenarios enteros de esta forma tuvieron mucho impacto, sin embargo al ser cada vez más popular este recurso varias ya no fueron tan aclamadas.


Aquí caemos en una paradoja, ¿cómo es posible que si los efectos son “cada vez más reales” ya no nos impresionan? ¿Será que ya hemos visto todo? Pues no es que ya hayamos visto todo, sino que en el afán de querer hacer más realistas las cosas caen en ya no ser tan realistas. Esto se debe a la forma en la que nuestro cerebro procesa la información.


El cine estimula nuestra vista y lo sabemos bien, por eso nos hace reír, llorar, nos emociona y nos alegra y esto ocurre mejor cuando realmente creemos lo que está pasando en la pantalla. De tal forma que si no lo creemos nuestro cerebro comienza a tomarlo como algo “aburrido” o absurdo ya que lo que ve no le parece factible. Es decir, vemos a un monstruo azotando a una ciudad, lo cual pues sería algo entretenido en el cine, pero realmente nuestro cerebro lo ve como “vaya eso ya lo he visto antes, eso no es real, está entretenido pero nada fuera de lo normal”. Adicionalmente el movimiento y la situación de ese movimiento contribuyen en esta percepción. Acciones que van en contra de las leyes de la física y que parecen más una caricatura o un video juego son las que provocan que perdamos interés en los efectos especiales. Así mismo es importante mencionar que las tonalidades de la pantalla, y ese efecto como nubloso que suelen agregar al fondo o al personaje digital le quitan credibilidad. En otras palabras, la magia del cine ya no afecta igual a nuestro cerebro. Pero eso no es porque nos hayamos acostumbrado a los efectos digitales sino al abuso de dichos efectos.


Antes se usaba pantalla verde para remover cosas o sustituirlas por algo más. Pero ahora básicamente se usa para todo. De hecho hay partes de la película que ni siquiera requieren una cámara física. Si, efectivamente se ha mejorado al grado de hacer ambientes hermosos, fantásticos, crear secuencias y escenas hechas única y exclusivamente por gráficos computacionales. Pero eso es lo que hace que nuestro cerebro diga “es fantasía, no lo creas”. Además que usando técnicas tradicionales de efectos especiales daban lugar a la imaginación del espectador y preguntarse cómo lograron esa fabulosa escena en lugar de saber que usaron solamente computadora.


Estudios han demostrado que en películas en las que se agregaba solo un personaje por CGI pero el fondo era real hacen que nuestro cerebro lo crea a pesar que el personaje no estaba del todo detallado. Por otro lado en películas donde todo, tanto el fondo como los personajes son agregados digitalmente nuestro cerebro no lo cree. Se piensa que se debe a que hemos experimentado estar en ciertos lugares o situaciones, incluso si nunca hemos estado entre llamas, al ver llamas reales sabemos que eso es peligroso y nos transporta a creerlo. Vemos lo que queremos ver y sabemos que es “el mundo real”. Pero por ejemplo, al ver a Optimus Prime destruir una ciudad entera y ver que el fondo está particularmente suavizado y hay exceso de humo, fuego y tomas extremadamente raras y movidas, realmente no lo asociamos con ninguna experiencia de la vida ya que nunca hemos estado en una situación así. Los detalles de movimiento y textura dan lugar a decir que son gráficos computaciones muy bien hechos, en lugar de decir que son algo real que nuestros cerebros pueden aceptar. Los encargados de realizar el CGI se han preocupado más por hacer las cosas más impresionantes y bellas en lugar de hacerlas creíbles, cuando hacer creíble algo es mucho más importante.



Así que podemos esperar que encuentren el balance necesario para poder hacer el cine más creíble. No es que estemos en contra del CGI sino que ese recurso debe de ser más sabiamente explotado y no caer en un abuso total.


Como siempre, gracias por leerme.


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